
España se consolida como potencia europea en robótica industrial
El país supera por primera vez a Francia en instalaciones de robots industriales y se sitúa como el tercero de Europa, tras Alemania e Italia.
España ha alcanzado un nuevo hito en automatización industrial al posicionarse como el tercer país de Europa con más robots industriales instalados durante 2024.
Según datos preliminares de la Federación Internacional de Robótica (IFR), difundidos en la feria Automatica de Múnich, se incorporaron 5.160 nuevas unidades en territorio español, superando por primera vez a Francia (4.762) y quedando por detrás de Alemania (27.031) e Italia (8.915).
Este crecimiento supone un avance del 2 % con respecto al año anterior y representa el segundo mejor registro en la historia del país, solo superado por los datos de 2018, previos a la pandemia.
El papel clave del sector alimentación y bebidas
Una de las grandes sorpresas del informe es el auge del sector de alimentación y bebidas, que ha sido clave para el impulso de la robótica industrial en España.
Con un crecimiento interanual del 25,3 %, se consolida como uno de los sectores con mayor dinamismo en la adopción de estas tecnologías, junto al de electricidad y electrónica, que creció un notable 118 %.
Pese a que la industria automotriz continúa siendo la que más robots incorpora —con 2.278 unidades, el 44 % del total nacional—, su evolución fue a la baja respecto a 2023.
Aun así, España sigue la tendencia europea, donde la automoción representa el motor principal de la automatización, aunque con ligeras caídas en el ritmo de crecimiento.
Europa crece, pero Asia se mantiene a la cabeza en automatización
A nivel mundial, China lidera con claridad el mercado, con más de 272.800 instalaciones de robots en 2024, lo que equivale a más de la mitad del total global. Le siguen Japón, Estados Unidos, Corea del Sur y Alemania.
En Europa, además del repunte en instalaciones, destacan países como Suiza, Eslovenia y Alemania por su alta densidad de robots por trabajador, un indicador de madurez tecnológica.