Anuncio
Anuncio
Anuncio
Anuncio
column-Dennis3
© Evertiq
Análisis |

Europa sueña con la soberanía, pero su industria de PCB desaparece ante nuestros ojos

Cuando la UE lanzó el Chips Act, acompañó el anuncio con una promesa ya conocida: la soberanía tecnológica. Más fabs, más capacidad y mayor control sobre los productos y semiconductores estratégicos que impulsarán el futuro europeo.

Pero la soberanía no es un único componente. Es una cadena completa.

La narrativa política europea parte de la idea de que, al reforzar la producción de obleas, la autonomía estratégica llegará de forma natural. Pero los chips no flotan. Necesitan encapsulado, sustratos y, sobre todo, placas de circuito impreso (PCB). Sin una base de fabricación de PCB en Europa, la “autonomía” se convierte en un eslogan, no en una estrategia.

Los datos cuentan una historia que no queremos leer

Dieter Weiss (Data4PCB) lleva años documentando la lenta erosión de la industria europea de PCB, y los datos de 2024 son tan desalentadores como siempre.

Según las cifras, Europa perdió un 3,9% adicional de los ingresos por fabricación de PCB. El número de empleados disminuyó en 500 personas, tras años de caída continuada.
Los ingresos totales europeos por PCB ascienden a 1.735 millones de euros, es decir, menos del 2% de la producción mundial. Y ya quedan menos de 180 fábricas de PCB activas.

A esto se suma un dato clave: China suministra aproximadamente el 65% de todos los PCB importados por Europa, según información de la IPC.

No es alarmismo; son los hechos.

Mientras tanto, varios fabricantes europeos de PCB han cerrado en el último año. TLT-PCB, en Lituania, es una excepción bienvenida — la primera nueva planta de PCB en Europa en dos décadas — pero un brote verde no significa que el suelo esté sano.

Las normas de importación europeas aceleran el declive

Aquí está la parte más difícil de explicar a quien no conoce la industria: los fabricantes europeos de PCB pagan hasta un 6,5% en derechos de importación sobre materias primas esenciales. Pero los PCB terminados importados de China tienen arancel cero.

Esta realidad — desafortunada, o quizás injusta — se conoce desde hace años. No solo por los fabricantes, sino también por los responsables políticos. El problema fue incluso planteado formalmente en una Pregunta Escrita Prioritaria dirigida a la Comisión Europea en julio de 2023, que afirmaba de manera clara:

«Es de interés europeo reducir estas dependencias para mitigar riesgos y reforzar la autonomía estratégica de la UE. Sin embargo, los aranceles actuales de la Unión socavan este objetivo político.»

La pregunta exigía algo que debería haber sido sencillo: ¿cuál es la evaluación de la Comisión sobre el impacto de sus aranceles en la producción europea de PCB?

La respuesta, sin embargo, estuvo lejos de ser clara.

En lugar de abordar la asimetría fundamental, la Comisión mencionó su “diálogo en curso” con la industria y señaló que los PCB, los semiconductores y los componentes pasivos están cubiertos por el Acuerdo sobre Tecnología de la Información (ITA) de la OMC — y por tanto, libres de aranceles.

Pero lo que nunca respondió fue: ¿Por qué las materias primas están gravadas mientras que los PCB terminados no lo están?

Esto no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la política industrial.

Las consecuencias son visibles en toda la región. Los fabricantes europeos soportan costes adicionales antes incluso de empezar a producir, mientras que las placas importadas llegan sin derechos de aduana.

El resultado es predecible: muchos fabricantes han trasladado parte de su actividad hacia el comercio y la importación — comprando los mismos PCB que antes producían — simplemente para sobrevivir. A corto plazo, esto mantiene las cuentas equilibradas. A largo plazo, erosiona la capacidad de fabricación europea.

No se les puede culpar. El marco regulatorio fomenta este comportamiento.
Lo que resulta más difícil de comprender es por qué los responsables políticos toleran un sistema que mina activamente la “autonomía estratégica” que dicen defender.

Ya hemos visto lo que significan las cadenas de suministro frágiles

La pandemia dejó al descubierto las dependencias europeas. La escasez de semiconductores reveló todos los puntos críticos ocultos. Y los recientes problemas que afronta Nexperia demuestran cómo la geopolítica puede transformar una “cadena de suministro global abierta” en una vulnerabilidad de un día para otro.

Y aun así, después de todas estas lecciones, la atención política sigue centrada en la parte más llamativa de la cadena de valor — las fabs, los nanómetros.

Incluso si Europa resolviera su “problema de chips”, seguiría siendo vulnerable.
Porque, repitámoslo: los chips no flotan.

Europa no puede permitirse ignorar los PCB

Esta industria no necesita eslóganes. Necesita igualdad de condiciones, políticas predecibles y el reconocimiento de que la fabricación de PCB no es un vestigio del pasado — es una capacidad crítica.

La industria no puede depender de los responsables políticos — eso ya ha quedado claro.

Pero al menos podemos reconocer que una cadena de suministro no empieza y termina en los semiconductores. Y ahora mismo, la fabricación europea de PCB se sostiene por un hilo — mantenida por empresas que siguen invirtiendo, innovando y adaptándose a pesar de un marco que las penaliza.

Apoyar al productor local no es proteccionismo.
Es supervivencia.

Si Europa se toma en serio la autonomía estratégica, el camino es dolorosamente simple: dejar de tratar la producción de PCB como un asunto secundario.


Anuncio
Anuncio
Cargar más noticias
© 2025 Evertiq AB December 05 2025 8:16 am V25.8.3-2
Anuncio
Anuncio