Rusia invertirá USD 2,54 mil millones en el desarrollo de herramientas para fabricar chips
El gobierno ruso busca reducir su dependencia de equipos extranjeros con un ambicioso programa de desarrollo tecnológico para 2030.
Rusia ha destinado más de 240 mil millones de rublos (2,54 mil millones de dólares) para financiar un amplio programa que tiene como objetivo reemplazar los equipos extranjeros utilizados en la fabricación de chips antes del año 2030.
La iniciativa, que incluye 110 proyectos de investigación y desarrollo (I+D), busca lograr la fabricación local de chips con tecnología de 28 nanómetros, según reportes de CNews.
Actualmente, el país depende en gran medida de herramientas importadas para producir semiconductores, especialmente tras las sanciones internacionales que han complicado el acceso a este tipo de equipos.
De los 400 sistemas utilizados en la industria de chips rusa, solo el 12% se fabrican dentro del país. Las sanciones han provocado un aumento del 40% al 50% en los costos de importación, lo que ha llevado al gobierno ruso a desarrollar alternativas locales para aproximadamente el 70% de los equipos y materiales requeridos.
Desafíos y metas a largo plazo
El programa abarca diversos aspectos del proceso de fabricación de semiconductores, incluyendo el desarrollo de herramientas, materiales y software de diseño electrónico (EDA).
Rusia planea crear 20 rutas tecnológicas diferentes, que cubrirán desde la microelectrónica con procesos de 180 nm hasta los 28 nm, además de áreas como la electrónica de microondas, la fotónica y la electrónica de potencia.
A pesar de los ambiciosos objetivos, algunos detalles del plan parecen vagos. Se espera que, para finales de 2026, Rusia haya desarrollado equipos de litografía para las tecnologías de proceso de 350 nm y 130 nm, así como equipos de litografía por haz de electrones para nodos de 150 nm.
Para 2030, el país aspira contar con sistemas de litografía capaces de procesar obleas con tecnologías de 65 nm o 90 nm. Este es un avance significativo, pero aún rezagado respecto a los estándares globales, que se encuentran al menos 25 años más adelantados.