Francia y Japón impulsan la primera planta de reciclaje de tierras raras en Europa
El proyecto busca reducir la dependencia de Europa respecto a China y marcar un nuevo rumbo en la producción de materiales clave para tecnologías limpias.
Francia y Japón han unido fuerzas para construir la primera gran planta de reciclaje de tierras raras en Europa.
La instalación, que estará ubicada en Lacq, en el suroeste de Francia, tiene previsto comenzar operaciones a finales de 2026 y se perfila como el mayor productor occidental de tierras raras pesadas purificadas, según informó la agencia Central News Agency (CNA), citando un comunicado de la empresa francesa Carester.
Una alianza estratégica con fuerte respaldo financiero
El desarrollo de esta planta estará a cargo de Caremag, una filial de Carester, que ya ha asegurado una inversión total de 216 millones de euros. De ese monto, 110 millones provienen de socios japoneses, entre ellos la Organización Japonesa para la Seguridad de Metales y Energía (JOGMEC) y la empresa privada Iwatani.
El gobierno francés aportará los 106 millones restantes, lo que refleja el alto interés estratégico de este proyecto binacional.
Además, el fabricante de automóviles Stellantis, grupo que incluye marcas como Peugeot, Citroën y Fiat, ya se ha comprometido como cliente, lo que anticipa una demanda sólida desde el sector industrial europeo.
Un paso clave hacia la independencia tecnológica
Actualmente, China suministra cerca del 98 % de las tierras raras que consume Europa. Estas materias primas son fundamentales para la fabricación de imanes permanentes, usados en vehículos eléctricos, turbinas eólicas, electrónica de consumo y robótica.
La nueva planta procesará 2.000 toneladas de imanes reciclados y refinará otras 5.000 toneladas de concentrados mineros al año.
Se espera que su producción incluya 600 toneladas de óxidos de disprosio y terbio—alrededor del 15 % de la producción global—y 800 toneladas de óxidos de neodimio y praseodimio.
Con este avance, Europa da un paso clave para fortalecer su autonomía en sectores estratégicos como la energía limpia y la industria tecnológica avanzada.
