EE. UU. presiona para una alianza entre TSMC e Intel para la fabricación de chips en el país
El gobierno estadounidense busca fortalecer su producción local de semiconductores con una posible empresa conjunta entre Intel y TSMC.
En su última reunión de directorio, TSMC no anunció planes de expansión en EE. UU., pero los rumores en Wall Street apuntan a una posible alianza con Intel.
Según informes del Wall Street Journal e ijiwei, el gobierno de EE. UU. estaría impulsando a ambas compañías a formar una empresa conjunta para desarrollar y operar múltiples fábricas de chips en el país.
De acuerdo con una nota de Baird citada por Wccftech, se especula que Washington podría pedir a TSMC que envíe ingenieros a la planta de Intel para los procesos de 3 nm y 2 nm, asegurando su viabilidad. Posteriormente, esta instalación podría convertirse en una empresa conjunta, con ambas compañías compartiendo su propiedad y operación.
Por ahora, la información no ha sido confirmada oficialmente. Mientras que Intel no ha emitido comentarios, TSMC se ha negado a responder a las consultas del Wall Street Journal.
Beneficios estratégicos y retos geopolíticos
Fuentes de la industria consideran que este modelo es viable, ya que permitiría a Intel beneficiarse del conocimiento técnico y de gestión de TSMC para acelerar su producción.
Además, si el acuerdo se concreta, EE. UU. mantendría su soberanía en la fabricación de semiconductores, un tema clave en el contexto de las tensiones comerciales con China.
El fortalecimiento de Intel en este sector también le daría a Washington mayor influencia en sus negociaciones con TSMC, especialmente en medio de la posibilidad de que la administración de Donald Trump imponga aranceles más altos a los chips provenientes de Taiwán.
Por otro lado, el proceso Intel 18A está cerca de entrar en producción masiva, lo que sugiere que su próxima arquitectura, Panther Lake, se fabricaría internamente en la segunda mitad de 2025, reduciendo su dependencia de TSMC.
Según el analista de Baird, Tristan Gerra, esta posible alianza le daría a Intel un alivio financiero significativo que le permitiría centrarse en el diseño y desarrollo de plataformas. Además, un modelo de negocio exitoso en la fabricación de chips podría atraer a otras empresas fabless que buscan opciones de producción más estables y geográficamente seguras.
El futuro de esta posible asociación aún es incierto, pero sin duda refleja el interés de EE. UU. por consolidar su capacidad de producción de semiconductores en suelo nacional.
